
Orígenes y siglo XVII
Las primeras noticias relativas a la Hermandad la colocan a finales del siglo XVI, concretamente en 1596. Ya a principios del siglo XVII poseía dos imágenes: Ntra. Sra. de la Soledad y Ntro. Sr. Resucitado.
Tuvo ermita propia, pero ya en 1675 se hallaba ejecutando la obra de una nueva capilla dentro de la Parroquia de Santa María Magdalena.
Realizaba como labor de socorro los gastos de entierro de sus hermanos.


Siglo XVIII
En 1724 se aprueban por la Autoridad Eclesiástica nuevas Reglas. Por entonces ya tenía como Titular la Imagen de Jesús Yacente articulada que desapareció en la posguerra.
A las tres de la tarde de cada Viernes Santo, tenía lugar la procesión de disciplina por las calles y campos de la villa hasta llegar al pago de las Cruces. Los hermanos debían acudir al templo confesados y con túnica. Allí se descubrían para ser reconocidos. No podían llevar señales ni cosa notable. Con el ronco sonar de las trompetas daba comienzo la procesión. Los hermanos de sangre se flagelaban a la lumbre de los hermanos de luz. Seis u ocho caballeros con hachas acompañaban al velado estandarte de tafetán rosado, azul y carmesí de color púrpura.
La Hermandad, igualmente, continuó durante la presente centuria con el sufragio del entierro de sus hermanos difuntos.
Celebraba varias fiestas, entre ellas la de la Resurrección.
Siglo XIX
Durante esta centuria la Hermandad sufre diversos altibajos.
Empezó a celebrar la Ceremonia del Descendimiento y en 1882 se incorporó al cortejo procesional el Paso del Triunfo de la Santa Cruz sobre la Muerte. El Viernes Santo tenía lugar, por parte de dos hombres ataviados de Santos Varones, la bajada del Cristo hasta la urna. Posteriormente se procedía a la Estación de Penitencia.
Durante este siglo se cambió la túnica por el traje de serio.
Se siguió sufragando el gasto de entierro de los hermanos.
A la Hermandad, a fines de siglo, comienzan a pertenecer miembros destacados de la burguesía local, así como políticos, alcaldes y ediles. Igualmente pasa a formar parte de la misma Jesús de Legallois Grimarest y Villasís, Caballero Maestrante de Sevilla.
Durante este siglo la escritora Fernán Caballero pasa temporadas en Dos Hermanas. En la villa tiene conocimiento de un hecho trágico relacionado con una devota de la Hermandad y en el cual se inspira para escribir su novela costumbrista La Familia de Alvareda.




Siglos XX y XXI
Hasta mediados del siglo XX se producen altibajos en la Hermandad.